La velocidad metabólica es aquella con la que nuestro cuerpo realiza todas las reacciones celulares convirtiendo los alimentos en energía. Y hemos oído mil veces que, a menor velocidad, menor capacidad para quemar todo aquello que comemos. Es así, pero ¿qué pasa si tengo un metabolismo lento? El sobrepeso es el síntoma más conocido. Al perder capacidad para utilizar los nutrientes como energía, el cuerpo «no sabe qué hacer con ellos» y los acumula en forma de grasa. Lo que no es tan conocido es que poca velocidad metabólica nos produce otros síntomas como cansancio (llegar al final del día con mucha fatiga), dolores de cabeza, uñas débiles o quebradizas, piel seca o caída del cabello.

Se cree erróneamente que comiendo menos Kcal a diario el cuerpo utilizará las reservas, quemará la grasa acumulada y activaremos el metabolismo con ello. Desgraciadamente no sucede así. Muchas veces, cuando empezamos una dieta baja en aporte calórico nuestro metabolismo aún se ralentiza más, percibe menos aporte en la ingesta diaria y baja la velocidad para consumir menos energía. Consumimos de nuestras reservas, sí, pero no hemos acabado de solucionar el problema.

¿Qué hacer entonces para activarlo? Una alimentación correcta es clave, libre de alimentos inflamatorios, ejercicio físico, sobre todo ejercicios de fuerza en intervalos cortos de tiempo y, por supuesto, descansar bien. Hay que recordar que no se trata de comer menos kcal se trata de comer mejor. SIEMPRE!